lunes, 28 de septiembre de 2009

La primera vez en tres actos


I

Era el verano de hace algunos años, cuando Morelia aún no se había propuesto ser ejemplo nacional en cuanto a la difusión de los valores, especialmente el de la “familia”, la michoacana sí. Por esa razón nos aventuramos a ir hasta la Concha sin miedo de que nos secuestraran, asesinaran o alguna cosa de esas muy de moda en nuestros tiempos. Ya en la Concha, mi gurú y yo recolectamos algunos champis que amablemente se revelaban ante nuestro camino. Primero no veíamos ninguno y luego empezaron a hacernos señitas coquetas para traerlos a casa. No quisimos abusar así que comimos lo que la eriza nos permitió -nada para llevar- pues como eyaculadores precoces queríamos los resultados al instante, si hubiera sido mole nos hubiéramos empachado.

II

Por alguna razón que ya hoy no recuerdo tuvimos que regresar rápido a Morelia, además yo no podía ausentarme tanto de mi casa pues ese verano acaba de cumplir mis 18. Íbamos caminando muy tranquilos cuando de repente el camino empezó a ondular; debo confesar que sentí algo de miedito y más al acordarme que me acaba de atascar de champis pues en realidad ya tendríamos algunos minutos bien tripeados y ni cuenta nos dábamos. Yo creo que la plática estaba chida o el tipo me gustaba, no sé, pero yo iba muy agustito. Cuando llegamos a la casa de mi amigo sus compañeros de la escuela estaban dentro, pues él tan hippie confiaba y amaba al mundo entero y nunca cerraba sus puertas. En verdad esa fiesta instantánea no la podía soportar en ese estado: música psyco, alcohol, primos; locura total para un sistema nervioso al desnudo, como lo era el mío. Partí con el pretexto de irme a bañar y regresar para integrarme a la fiesterita como debía de ser. La verdad tenía mucho interés en regresar porque el tipo de la casa y yo teníamos algo pendiente, era muy lindo y no quería dejar pasar ese día, en ese estado lejos de él.

III

Ese día conocí el mundo.

Cuando tomé la combi - roja por cierto nunca lo olvido-; estaba una chica frente a mí. Yo no podía dejar de verla, me parecía increíble poder ver los vellos de sus brazos, les juro que se movían con el aire. Su cabello, sus piernas, pero sobretodo su bolsa de charol. Ese día era yo como un bebé, había recuperado la capacidad de asombrarme del mundo entero. Por suerte supe como llegar ami casa y no seguir por el camino amarillo. Me metí a bañar pero antes me topé con el espejo. Mis ojos nunca habían sido tan bellos. Cafés, redonditos, con sus pestañas ensartadas en unos hoyitos, con muchas capitas de telita de muchos colores, brillosos, se movían…,los vellos de mis mejillas eran un tupido pastizal con espigas que ondulan alegres. Mis labios eran gajos de mandarina que atesoraban las palabras contenidas en mi garganta, esperando llegar a casa de…¡¡sí, lo había olvidado¡¡ Me bañé rapidísimo y regresé a casa de mi amigo, con mucha emoción, con la emoción del primer amor. Las estrellas que me acompañaban en mi “viaje” ahora eran estrellas de verdad, se me hizo tardísimo en el baño. Cuando llegué a su casa, me pasé y todo estaba apagado, prendí la luz y sólo estaba él, tirado en el sillón ah¡ y lo que había comido estaba en el piso.

martes, 15 de septiembre de 2009

Sin rodeos

Apuntando al cielo con una caricia al aire le dijo:

- ¡Mira¡ parece un lienzo perfecto en espera de ser llenado. Ese dorado casi blanco es tan bello…casi inmaculado, casi que los ojos no se atreven a mirar su brillantez cegadora. Y si se aventuran, la mirada se perderá en los brazos de su luz como un fanático religioso extasiado al pum pum de la ceremonia.

Sus ojos de corcholata no se habían cegado por el lienzo matinal pero, realmente se esforzaba en encontrar algo más que un día medio soleado. Como buscando maravillarse, casi forzada permaneció unos segundos boquiabierta esquivando los rayos del sol sin decir palabra.

- No puedo dejar de mirarte. Sé que es rápido pero me estoy enamorando de ti. Tus ojos son como dos duendes que me han embriagado con el fin de perderme en lo más espeso de tu bosque y, ya dentro me siento muy mal por causarte este daño…Haberte penetrado con la ayuda de esos dos. Já… Pero ¿sabes una cosa? No pervertiré tus encantos. No. No soportaría la idea de que después de mí ,corras a derramar abrazos inmerecidos. Te prefiero blanca. ¡Y te lo juro¡, yo ,me quedo con ésta para cuando tú no estés o para cuando al deseo se le acaben las hojas de su diario.

Dijo el hombre al sacar de su cartera la fotografía de una modelo porno, mostrando sus pesados senos que casi pedían ser tocados. Parecían como dos gelatinas de guayaba que se movían retando al que las mira provocándolo. Mientras, la modelo, tratando de distraer o tal vez de poner a prueba al espectador mantuvo sus negros ojos fijos a la cámara.

- ¿Podemos ir ya por la pizza?

martes, 8 de septiembre de 2009

Tarde

Una tarde me perdí, me desvanecí, y maravillosamente confundida no sabía si era el fruto abierto o la mano del que lo corta.....no está claro ¿verdad?.....no sabía si era el asta o la bandera.....jajajajaj, chafa,.........Me perdí y no sabía si era el verdugo o la víctima,.....mmmm...........¿pene o vagina suenan muy mal?

Cálida hiedra mi devota irreparable
urde sápidas caricias en el sepulcro de mis flores,
y en el nicho donde yaces lustre
colibríes ansiosos por penetrar el alba
aturden el saber incuestionable
que al rítmico canon de tus hojas
desmaya la razón y agita el canto
que en baladros se pregunta:
¿Soy vida o soy muerte?
¿Somos acaso una misma?