domingo, 21 de junio de 2009

Regalo de cumpleaños.

Hace ya un mes de mi cumpleaños y dentro de otro mes, Román (mi novio para quienes no lo sepan) estará festejando sus 29 años. Sólo dos meses nos separaban entre la vida y la nada, mientras yo estaba pateando el vientre de mi madre, Román estaba peleando con sus frustrados hermanitos por ganar su preciado lugar en el óvulo. En fin, otra historia, que si bien conozco con todo y sus cromosomas, no la voy a contar. Más bien quisiera platicar lo que ocurrió en mi cumpleaños.

El regalito: Para quienes no les he platicado cuál fue mi regalito de cumpleaños, pues…se los cuento:
Román iría a mi casa, tal vez tomaríamos algo no sé unos bayles, fumar un poco, escuchar música, salir a algún bar y terminar (como en las películas) acostaditos entre blancas sábanas, incienso como para matar alacranes, unas grandes y suaves manos en mi cadera, y dentro de mí, todo lo grande que él tiene y hasta hoy ha cabido muy bien en mi corazón: su amor.
Bueno, los planes salieron bien hasta lo de la música, porque cuando él me pidió que prendiera mi pc para poner unos videos de Portishead, invariablemente tuvo que salir el tema de mi blog. Como dócil y estúpida mujercita enamorada lo abrí, lo mostré, lo eliminé pero antes lo tuve que explicar, pues el telúrico y mecha corta de Román no entendió qué quiso decir Paco ( un amigo) con eso de “Te ví muy contenta anoche”, entonces yo le tuve que decir que, efectivamente me sentía muy contenta una noche anterior a mi cumpleaños, en primer lugar porque después de toda la ketamina y demás golosinas que me he metido en la vida, pues tengo que celebrar no haber quedado estúpida (o no tanto), y en segundo, porque Román vendría a verme. Él anda haciendo trámites para irse al DF quesque a hacer una maestría y andaba por allá desde lo de la influenza. Yo, hasta antes de lo de la música, celebraba su presencia; pero después de la felicidad que me embargó la noche anterior de hace un mes lo odié. Hizo un pancho del tamaño de él mismo (que ni siquiera cabe en su matrimonial) y todo se fue enredando tanto hasta que finalmente los amigos que amablemente me posteaban resultaron ser mis amantes. Hágame usted el favor¡¡¡¡Mfff, bueno fuera¡¡¡……más bien, ¡ bueno hubiera sido ¡ (por si lo vuelve a leer: Román recuerda que el hubiera no existe).
No sé en qué términos estamos, pero si fuéramos tacos ahogados andaríamos ya en ¼, pues la relación pareció bajar de tono en tan sólo un mes y este fin de semana todo pareció indicar que estamos apunto de nada. Más muerta que una torta muerta, así es amigos; él con una mona disfrazada de Pety Manterola, Galilea Montijo, qué se yo. Una vulgar. Me la restregó por la carota mil veces, sobretodo, porque cabe mencionar que yo soy una mujer sencilla, sexy pero sencilla, confío en mi natural encanto. Como Jeniffer Aniston cuando sale a hacer el súper. Por su puesto que este carnicero de inmediato buscó a una perra entaconada que apenas y podía respirar por quererle hacer a la Maria Antonieta. Y el muy cruel, se dá el lujo de decirme a escondidas de su putita “te extraño”. En fin amigos, disculpen este lenguaje tan alborotado, pero tengo que sacar mi pena. No sé que pase, pero Román y yo no podemos dejar de pensarnos. Ustedes recordarán que en mi anterior blog confesé alguna vez haber tenido un idilio-mental-amoroso con un amigo (recuérdese que le llevo un mes de camino recorrido). Parece que Román está tomando su revancha.