Al tic tac la agrietada testa languidece
Con temor cierra los ojos que aunque cansados no duermen
Al tic tac le sudan las manos que con afiladas venas
Rasgan el sereno tronco que las arrulla
¿Y si duermo?
Quién cuidará del corazón obrero
que su cabeceo convulso no zanje la caída
Resignada la testa
Ya en las ruinas de su templo
Pincha la palma de su mano
Mientras el tic tac infame desvanece