martes, 8 de diciembre de 2009

Nómada




Al tic tac la agrietada testa languidece

Con temor cierra los ojos que aunque cansados no duermen

Al tic tac le sudan las manos que con afiladas venas

Rasgan el sereno tronco que las arrulla


¿Y si duermo?

Quién cuidará del corazón obrero

que su cabeceo convulso no zanje la caída



Resignada la testa

Ya en las ruinas de su templo

Pincha la palma de su mano

Mientras el tic tac infame desvanece